A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

miércoles, 30 de octubre de 2013

En el Hotel Nacional de Cuba hubo mafiosos y tranvías...


El Hotel Nacional, emblemático de nuestro país, con más de seis décadas de ininterrumpido liderazgo en la industria hotelera cubana e internacional.
 Cuando el afamado escritor Mario Puzo en su clásico El Padrino describía las fuentes de ingreso de cada uno de los jefes del hampa de los Estados Unidos que al llamado de un convaleciente Vito Corleone acudieron a la "conferencia de paz", Tramonti y don Emilio Barzini tenían negocios en casinos, prostíbulos y cabarets de La Habana de los años cincuenta. 
Si bien son personajes de ficción y la intención del autor fue la de recrear simbólicamente a un mafioso, en algunos casos la novela llegó a retratar vivamente situaciones y experiencias de vida de más de un "capo" italonorteamericano de su época. Sobre todo si tenemos en cuenta que en diciembre de 1946 se reunieron en La Habana durante varios días Charles Lucky Luciano, Santos Traficante (padre), Meyer Lansky y Amadeo Barletta con el ex presidente cubano Fulgencio Batista para establecer acuerdos económicos sobre los casinos y demás atracciones...
¿Donde se hospedaron? En el flamante Hotel Nacional, que según el decir popular cerró sus puertas para dedicarse en exclusivo a tan importante cónclave. Era por entonces el mejor hotel del país y podía brindar a sus huéspedes seguridad, confort, lujo y tranvías...
Por los alrededores del Hotel Nacional había una línea doble (ida y vuelta), por donde pasaban los vagones que salían del paradero de Línea y 18 hacia destinos como la Habana Vieja, el Cerro o Jesús del Monte.
Edificado en los años treinta del siglo pasado, es un caso sui géneris de los anales constructivos cubanos, pues mezcla en abigarrado porte Eclecticismo, Art Decó y hasta, como se afirma en el sitio web http://www.hotelnacionaldecuba.com, características de la arquitectura hispano- morunas, lo Neoclásicismo y estilo Neocolonial, lo cual ha hecho que el Hotel sea el más interesante y excepcional en la región del Caribe como muestra única de tantas corrientes arquitectónicas. Para su construcción fueron contratadas las firmas estadounidenses Mc Kim, Mead & White y la Purdy Henderson Co, la misma a cargo del Capitolio Nacional, encargadas de los planos y la ejecución, que concluyeron  en apenas dos años.

Un carro eléctrico, el 403, se dispone a cruzar la avenida 23 para tomar la calle Marina hacia Belascoaín o a San Lázaro, según el itinerario que tuviera fijado. Circula sobre un "parterre" en la avenida Malecón, tal como lo hacían los carros en las avenidas de Línea, Zapata y Carlos III.
Inaugurado el 30 de diciembre de 1930, sus ocho pisos de habitaciones y suites permiten a sus huéspedes disfrutar de espectaculares vistas panorámicas hacia la ciudad y el mar, que junto a sus jardines, como se lee en el website http://es.wikipedia.org/wiki/Hotel_Nacional_de_Cuba, es un sitio formidable y acogedor para descansar tras un día de exploración por los lugares de interés de La Habana. 
Una fabulosa imagen a color de dos tranvías habaneros, donde puede disfrutarse casi completamente de la vista del hotel. Si bien los carros eléctricos cuando se introdujeron en la ciudad estaban pintados de color rojo, para finales de la década del cuarenta eran amarillos y plateados. Esta fotografía fue tomada del sitio http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html
Dentro de las distinguidas personalidades mundiales que se hospedaron en el Hotel Nacional en tiempos del tranvía destacan Frank Sinatra (¿Johnny Fontane?), Nelson Rockefeller, Ava Gadner, Sir Alexander Flemming, Arturo de Córdoba, Agustín Lara, Hermanos Iturbide, Ferrucio Burco, Pedro Armendáriz, Spencer Tracy,  Pablo Casal, Lucho Gatica, John Wayne, Mickey Mantle, Stan Musial, Leopoldo y Balduino de Bélgica, Walt Disney, Sara Montiel, los Chavales de España, Libertad Lamarque, Porfirio Rubirosa, Esther Borja, Lola Flores y Marlon Brando (¡¡Don Corleone!!)...

Durante el gobierno de Carlos Prío se emprendieron una serie de obras públicas que terminarían con los tranvías eléctricos. El ritmo trepidante de la economía nacional, con urbanizaciones y nuevos sitios de recreo como la "Playa Hermosa", tal como promete la valla publicitaria, no contaban ya con el tranvía entre sus infraestructuras transportistas. En la imagen puede observarse un vagón circunvalando al hotel, mientras un jeep Willy (¡utilizado en la guerra por Michael Corleone!), le corta el paso.
En la actualidad el Hotel Nacional de Cuba es además de un sitio de alojamiento un respetado foro internacional, pues posee un centro de negocios bien equipado, casas de cambio, nueve salones de reuniones (incluyendo el Salón Taganana, que se emplea para conferencias de prensa) donde se ofertan servicios de interpretación para aquellos que vienen a participar en congresos y convenciones. Esto sin mencionar que cuenta con seis bares y un célebre cabaret. Solo le faltan los tranvías...