A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

miércoles, 6 de enero de 2016

Mapa de tranvias y trenes de La Habana del siglo XIX

El primer ferrocarril habanero (y cubano) circuló en el año 1837. Cuba fue nación pionera en materia de trenes, siendo el sexto país del mundo en tenerlos y el primero de América Latina. Para mediados del siglo XIX ya existían varias líneas de ferrocarriles que salían de estaciones situadas en la ciudad de extramuros. 

Los tranvías de tracción animal coexistieron en La Habana con los ferrocarriles por casi un siglo. Sin embargo, fue el único medio de transporte masivo de pasajeros que transitó por los interiores de la capital. La empresa del Ferrocarril Urbano de La Habana, creada por el ciudadano español José Domingo Trigo (futuro concesionario del tranvía madrileño), obtuvo por Real Decreto de 5 de febrero de 1859 la concesión para explotar cuatro líneas tranviarias. La primera línea tendría su paradero en la Plazoleta de San Juan de Dios, en la manzana que forman las calles San Juan de Dios, Empedrado, Habana y Aguiar, y contaría con dos ramales, uno hacia el Cerro y otro hacia Jesús del Monte. Los tranvías salían por las calles de Empedrado y Egido hasta la puerta de Colón, en la muralla, para tomar la Calzada de Vives hasta el otro lado del puente de Cristina. En ese punto se bifurcaba el recorrido, el primero hacia el Cerro tomando la calzada del Horcón, y el segundo hasta el caserío de Jesús del Monte, pasando por Agua Dulce. 

La segunda línea también enlazaba el Cerro con la plaza de San Juan de Dios pero mediante un trayecto diferente, pues tomaba por la calzada de Belascoaín y posteriormente por las calles Reina, Galiano, San Rafael, Consulado y Neptuno y de ahí hasta la puerta de Colón. De esta manera se lograba la comunicación de los barrios de extramuros con la ciudad histórica.

La tercera de las líneas salía de la explanada del Castillo de La Punta, al final del paseo de Tacón, para empalmarse con la estación ferrocarrilera de Villanueva, -en los espacios donde actualmente está erigido el Capitolio Nacional-, y de este punto hacia la alameda de Paula para terminar en la calle San Francisco, muy cercana al Castillo del Príncipe. El último de los recorridos también tenía su paradero en la explanada del Castillo de la Punta y alcanzaba la ribera del río La Chorrera, actual Almendares.

En este mapa del año 1871 (elaboración propia) puede observarse los recorridos de los principales ferrocarriles  junto al del tranvía de sangre de Domingo Trigo. Fue sin dudas el medio de transporte que más influyó en la forma y estructura de la ciudad burguesa de la segunda mitad del siglo XIX, una realidad que a veces ha sido soslayada. 

Sirva este escrito como un fiel recordatorio.

En este mapa de 1871 se señala en color rojo el recorrido del Ferrocarril Urbano de La Habana, en azul el Camino de Hierro (Estación Villanueva), en verde el Ferrocarril del Oeste (Estación de Cristina) y en amarillo el Ferrocarril de Marianao. De todos los recorridos ferroviarios el del Ferrocarril Urbano de La Habana es el único que transita en su casi totalidad por espacios urbanizados.