A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

lunes, 25 de febrero de 2013

Imagen del sistema tranviario habanero: componentes "discretos".

Cuando se oye hablar de tranvías en La Habana, a seis décadas de su extinción, la primera imagen que acude a nuestra mente es la de un viejo vagón transitando por alguna calle o avenida de la ciudad en medio de un tráfico feroz junto a ómnibus y autos. Y es que los carros eléctricos se llevan toda el protagonismo visual del sistema tranviario habanero; su construcción, la numeración y su itinerario, los pasajeros en su interior y sus empleados en plena faena de conducción son "detalles" demasiado atractivos para pensar en otra cosa.

El paradero del Príncipe fue una de la más antiguas estaciones de tranvías en la ciudad. Fue heredado por la Havana Electric Railway and Company del Ferrocarril Urbano de La Habana, empresa que administró a los tranvias de "sangre" de la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX. Estaba situada próxima al castillo del Príncipe.
Naturalmente, nuestro universo tranviario contaba con otros elementos sustantivos de vital importancia para su funcionamiento como los de índole arquitectónica y tecnológica como los paraderos, apeaderos y plantas generadoras de energía. Pero en cuanto a memoria gráfica estos componentes del sistema tranviario están menos representados. Es realmente un reto hallar una fotografía del interior de un paradero y mucho más difícil el esfuerzo si se trata de ver alguna de sus oficinas y talleres, entre otras dependencias no menos interesantes y más desconocidas para el habanero del siglo XXI. 
 
Los apeaderos, discreta parte arquitectónica del sistema tranviario, eran caracterizados por su sencillez constructiva y modesta escala, no muy diferente a lo que sucedía con los paraderos. En la imagen, el apeadero de Orfila, en Marianao, perteneciente a la Insular Railway, subsidiaria de la Havana Electric.
Al formar parte del paisaje urbano, el sistema aéreo de alimentación energética, compuesto por postes y cables, aparece representado frecuentemente a la par de los carros eléctricos. Igual sucede con los raíles. Pero eso no significa que tengamos agotado el particular. Son muy interesantes las pocas imágenes existentes de los apartaderos y los detalles de los raíles, chuchos y demás elementos de su fijación.

 Los raíles, senderos de acero que guiaban los carros eléctricos hacia su destino, empotrados en las calles en solemne celo por el tránsito tranviario. Llegaron a formar complejos enramados de vías en dos sentidos de circulación, como muestra esta imagen del año 1916, -año prolífero en este tipo de fotos-, de la intersección de Zulueta y Dragones.

No podía faltar en una mirada al interior de los tranvías otros aspectos técnicos no de menor cuantía pero también con un gran nivel de "discreción". Las fotografías de los carros torres y los camiones de combustibles y de carga, entre otros, son apenas conocidas. Ello no hace más que demostrar la importancia de continuar las indagaciones sobre este particular de la memoria histórica tranviaria de esta ciudad. También a estos componentes, a veces anodinos, les rendimos homenaje.

Un carro plataforma de la empresa realiza mantenimiento técnico a los cables de suspensión en la calle Línea, en el Vedado. La Havana Electric contaba dentro de su parque técnico con camiones especializados para estas labores, además de los dedicados a remolcar a los tranvías que se quedaban parados en plena vía pública.

viernes, 1 de febrero de 2013

Tranvías en "Tacones": La Habana viste de glamour electrizante...

La Habana siempre ha sido una ciudad mujer. En sus calles y plazas, colores y formas, edificios y vitrales, el ir y venir del mar frente al malecón en incansable movimiento, la invitación a descubrir, en fin, un femenino que se torna vivo al paso del caminante. Una estética arquitectónica y urbana con un encanto de sutileza, pasión y misterio que ha marcado su historia y que seguirá en el futuro, como verdadero sello de autencidad y donaire...

En las primeras décadas del siglo XIX, cuando la capital estaba aún en ciernes y su belleza comenzaba tímidamente a hacerse ver, un Capitán General con efímera presencia en la Isla, apenas un quinquenio, decidió dotarla y presentarla en sociedad ante los habaneros y el mundo; su legado, nuevos espacios públicos y edificios, urbanismo de grandes pretensiones, que hizo de La Habana una mejor ciudad para sus habitantes. Era Don Miguel Tacón hombre de carácter fuerte y temperamental, de excesivo autoritarismo, pero emprendedor y dispuesto a hacer historia en tierra cubana como la había hecho en Hispanoamérica, mejor aún, como la había hecho en el mar, combatiendo en Trafalgar y contra los piratas del Mediterráneo.

Durante su gobierno (1834 - 1838) hizo construir, entre otros, el Teatro, la Cárcel, el Paseo y el Mercado de Tacón, la calzada de la Reina, el Campo de Marte y los mercados del Cristo y María Cristina. Como relata la historiadora cubana Felicia Chateloin en su memorable libro La Habana de Tacón, el mandatario emprendió un plan de construcciones a escala en la ciudad y muchas veces con capital privado proveniente de hombres poderosos miembros de su camarilla abordó sin demora sus obras públicas.

El Paseo de Tacón, luego de Carlos III y actualmente Avenida Salvador Allende, fue obra del Capitán General Don Miguel Tacón, y enlazaba el Campo de Marte, -espacio destinado por el gobierno colonial español para realizar ejercicios militares-, con el Castillo del Príncipe, fortaleza situada al interior de la ciudad. En la imagen, a la izquierda, circula un vagón de tranvía perteneciente al paradero del Príncipe.

Formó parte también de su vasto plan de modernización la pescadería de la ciudad, que estaba bajo el control de un rico hombre de negocios amigo y colaborador de Tacón, el inolvidable Francisco "Pancho" Marty y Torrens, inmigrante catalán que llegó a ser Subdelegado de Marina de la Chorrera. Su pescadería tenía, según descripción de la época, "...150 pies de largo y los variados pescados se exhibían sobre las mesas de mármol en toda su extensión. Estaba frente al puerto y tenía buena ventilación. Es el más propio y más visitado establecimiento de su clase que jamás haya visto en ningún país". A la gestión de Pancho Marty también se debe la construcción del Teatro Tacón, inaugurado en el año 1838, siendo uno de los más renombre en tierras americanas y europeas de su tiempo por donde pasaron artistas de la talla de Sarah Bernarth, Arthur Rubinstein y Serguei Rachmáninov.

Cercana a la Plaza de la Catedral, sobre la calle Empedrado, estaba la nueva pescadería que hizo construir Tacón durante su gobierno. Esta bella postal de principios del siglo XX muestra un tranvía mientras bordea los edificios de Empedrado y acaba de doblar, precisamente, por la calle Tacón.

Pero sin dudas una de las obras de mayor impacto y raigambre en la sociedad habanera de su época fue su mercado. Este edificio de dos plantas destinado al comercio ocupaba una excelente posición al inicio de la Calzada de la Reina, con su fachada dirigida hacia Galiano y se caracterizaba por su alto puntal y los numerosos arcos que le rodeaban Fue comenzada su construcción a partir de la Real Orden del 27 de mayo de 1836. Su arquitecto fue el ingeniero militar Manuel Pastor, quien por dicha fecha también reformó los espacios interiores del Palacio de los Capitanes Generales, hoy Museo de la Ciudad de La Habana.  

El Mercado de Tacón y un tranvía; una magnífica simbiosis visual, testigo de una época que ya no está con nosotros. Por el modelo de carro eléctrico se puede datar la imagen en la primera década del siglo XX. Como puede verse, aún los carruajes de alquiler compartían calles con los tranvías eléctricos.

La edificación que albergó el Mercado de Tacón sufrió distintas modificaciones con el paso de los años. A principios de la década de los setenta del siglo XX un incendio echó abajo la construcción y fue necesario trasladar sus funciones a otro edificio levantado provisionalmente en el Campo de Marte, otro de los espacios creados por el renombrado Capitán General. Unos años después se decidió reconstruir el edificio de Galiano y Reina con  notables mejoras estructurales.

Aquí en esta imagen se observa el enorme ajetro en la calle Galiano, con un carro eléctrico que debe detenerse cada pocos metros para permitir a las carretas y carretones de caballo descargar sus mercancías en el Mercado de Tacón. La foto fue tomada de http://www.panoramio.com , subida por


Entre las novedades de este segundo edificio destacaba un reloj de cuatro esferas sobre una torre central que daba por el frente de la calzada de la Reina. También es oportuno señalar que para el techo se utilizaron vigas de acero que soportaban lozas de barro, lo cual fue considerado como una "innovación" en el círculo de arquitectos e ingenieros de la Isla. En la actualidad el Mercado de Tacón no existe, en su lugar hay un parque rodeado de  estacionamientos para autos.

Otra imagen del Mercado de Tacón, perteneciente a la colección de la Biblioteca del Congreso. Es pasado el mediodía y han bajado los toldos que taponean los arcos de la fachada. A lo lejos, el tranvía marcha incansable por la doble vía.


Estos son los "Tacones" que calzaron y sobre los que anduvieron los tranvías de la ciudad, lugares construidos por don Miguel Tacón que les sirvieron de escenario, paisajes urbanos presentes en su realidad cotidiana de andar sosegado y seguro por estas calles  y avenidas de nuestra inolvidable Habana, que siempre ha sido una ciudad mujer.