A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

viernes, 31 de mayo de 2013

Patrimonio industrial y sistema tranviario: una mirada crítica (1)

Los tranvías y su infraestructura, al igual que los circuitos ferrocarrileros, conforman una de las esferas más representativas del patrimonio industrial contemporáneo. Maquinarias, estaciones, apartaderos y rieles son partes constitutivas de un sistema de servicios de un valor histórico de peso en el legado patrimonial de la humanidad, pues tal y como ha sido definido por el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial (TICCIH) en la Carta de Nizhny Tagil del año 2003, "el patrimonio industrial se compone de los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico".

Tanto el transporte tranviario como los ferrocarriles fueron resultado de las innovaciones técnicas y los adelantos científicos de la Revolución Industrial inglesa de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Los avances en la metalurgia y sobre todo en el campo de la energía, el motor a vapor, posibilitaron el nacimiento y masificación de la transportación pública, creando a su vez un sistema tecnológico que dejó profunda huella en el devenir socioeconómico y cultural de la sociedad.

La Carta de Rusia sobre el Patrimonio Industrial, señala que estas huellas del pasado "consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la educación". Ese último aspecto, las actividades sociales relacionadas con la industria, es quizás uno de los que menor importancia ha recibido en la actualidad, pese a los esfuerzos del TICCIH por generalizar el conocimiento y difundir el mensaje integral de auxilio que el patrimonio industrial necesita. 

La estación del Carmelo fue principal paradero de la compañía Havana Electric Railway and Company. Estaba ubicada en calle Línea, entre 18 y 20, en el Vedado. En esta imagen puede apreciarse el momento en que un vagón de tranvía entraba al edificio, mientras otro espera para hacerlo también. Vale señalar el número de empleados de la empresa, motoristas, inspectores, personal de oficina en su rutina diaria. Unos trabajan, otros conversan, es mediodía y por ende hora de almuerzo, mientras algunos simplemente descansan o esperan su turno para salir a recorrer las calles de la ciudad.
Desde el punto de vista conceptual, constituye parte de la industria y su legado el "patrimonio inmaterial", pues el Patrimonio Industrial, al igual que el Patrimonio Cultural, puede dividirse en tangible e intangible. Como  valores tangibles en nuestro caso se incluyen sobre todo las instalaciones fabriles, sus maquinarias, herramientas y demás elementos materiales, mientras los intangibles están relacionados con las formas de vida y costumbres, entre otros, vinculados con esa industria y explican tanto el "saber hacer" como las percepciones, representaciones y simbolismos de lo industrial en la sociedad.

En la historia política habanera, los tranvías siempre fueron actores voluntarios e involuntarios del sentir popular. A la par de las huelgas y manifestaciones que los empleados de este sector protagonizaron para alcanzar mejoras salariales y otros beneficios, -vale recordar el peso político de la huelga de los obreros tranviarios en la caída de la dictadura de Gerardo Machado, en 1933, al paralizar el país-, los tranvías fueron tribunas de los estudiantes y víctima de frecuentes sabotajes, como puede apreciarse en esta imagen. Un grupo de estudiantes universitarios desfila con la bandera cubana el frente, paralizando el tráfico de la ciudad y usando el tranvía como "vehículo" para sus demandas. Ha sido escrito en la carrocería del tranvía ·"Alemán asesino", refiriéndose a José Manuel Alemán, quien fungió en la década del cuarenta como Ministro de Educación del gobierno de Grau.
Un detalle de la primera imagen, donde puede apreciarse claramente el letrero referido en la fotografía anterior. Alemán fue una de las figuras políticas más controvertidas de nuestra historia nacional, siempre vinculado con las bandas paramilitares, la corrupción y el desfalco de los fondos públicos. Los estudiantes han interceptado un tranvía frente a la escalinata universitaria, en la calzada de San Lázaro, y escriben consignas y demandas. Detrás puede observarse como se ha detenido el tránsito. Curiosamente, es de pensar que José Manuel Alemán haya tenido que ver con el fin de los tranvías habaneros, al presionar para su sustitución por un sistema de autobuses. 
En Cuba la industria se desarrolló mediante numerosos sistemas productivos, donde destacaron por ser los de mayor peso histórico en la economía nacional, -e incluso por coincidir cronológicamente con la primera y segunda fase de la Revolución Industrial-, el azucarero, el tabacalero y el cafetalero. A esta clasificación jerárquica se añadiría el transportista, -marítimo y terrestre- y la generación de energía eléctrica. Sin embargo, en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO solo se incluyen como muestras del Patrimonio Industrial el Valle de los Ingenios en Trinidad y los llamados Cafetales Franceses ubicados en el Oriente del país, una representación insuficiente con relación al potencial que en esta esfera patrimonial la nación presenta. 
Es por eso que la creación del Museo del Ferrocarril de Cuba en el año 2002 y la declaración del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y la Comisión Nacional de Monumentos del parque de las locomotoras a vapor como Monumento Nacional en el año 2004, es un gran paso para revalorizar nuestro Patrimonio Industrial, relativo al transporte, a escala internacional.
!Que los tranvías y su legado material e inmaterial, aún venido a menos, contribuyan con esta página gloriosa de la protección del Patrimonio Cultural en nuestro país!