A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

lunes, 26 de agosto de 2013

Un pasaje del mercado al museo.

El mercado de Colón o del Polvorín, como también se le conocía, era una de las principales plazas comerciales que desde finales del siglo XIX contaban los habaneros para comprar mercancías de todo género. Según el notable historiador español Jacobo de la Pezuela, "era un corto cuadrilongo de recinto descubierto cuyos costados ocupan algunos puestos de expendío de frutas y legumbres". 
Al igual que otros mercados de la ciudad tales como Tacón (del Vapor) y el Único (los Cuatro Caminos), estaba situado en un lugar muy céntrico donde no faltaban otros establecimientos comerciales, de servicios en general y, por supuesto, rutas de tranvías. En el caso de la plaza de Colón, contaba con líneas de tranvías a sus dos costados, tanto por la calle Zulueta como por Monserrate.
El mercado de Colón era una de las principales plazas coemrciales de La Habana. En la imagen, que data de la década del cuarenta del siglo pasado, puede verse un tranvía eléctrico por la calle Monserrate, muy próximo al antiguo Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución.
En el año 1947 el Polvorín se clausuró como mercado. Entonces el Ayuntamiento lo propuso para servir como la nueva sede del Museo de Bellas Artes, una institución que había tenido muy mala suerte con sus emplazamientos anteriores. El arquitecto Alfonso Rodríguez Pichardo estuvo a cargo de su remodelación y la ajustaría a los códigos modernistas de la época. Por consecuencia, el edificio sufrió notables transformaciones arquitectónicas al ser derribada la mayoría de su estructura neoclásica original para ajustarse a las nuevas funciones. Los trabajos  se darían por terminados en el año 1954, inaugurándose el museo el 18 de junio. Por suerte para los cubanos, en esta edificación radica hasta nuestros días.
En esta imagen, que data entre 1953 - 1954, aún puede observarse la línea de tranvía que pasaba por la calle Zulueta. Los tranvías eléctricos habaneros se retiraron del servicio público en el fatídico año 1952.
Este año 2013 celebramos el centenario de la creación del Museo de Bellas Artes de La Habana, !Sirvan estas letras como un sincero homenaje!

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