A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

La Punta de un tranvía

El Centro Histórico de La Habana fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en el año 1982. Su importancia en el comercio atlántico durante los siglos del XVI al XIX y su impacto en la arquitectura y el urbanismo citadino, el ser puerto de última escala en la Carrera de Indias y el conservar el sistema defensivo construido por España para protegerla de los ataques de corsarios y piratas, -y hasta de marinas regulares como la inglesa, protagonista de la toma de la ciudad en el año 1762-, fueron argumentos de valía esgrimidos por la UNESCO para validar la declaratoria. 

Precisamente de fortalezas estaremos hablando hoy, pues al igual que junto al Castillo de la Real Fuerza y el Castillo del Príncipe, dos de los principales baluartes defensivos de La Habana colonial, el tranvía eléctrico transitó en las inmediaciones del Castillo de San Salvador de La Punta.

Esta es quizás una de las primeras imágenes donde pueden verse los vagones eléctricos circulando en las inmediaciones del Castillo de San Salvador de la Punta. La fotografía, datada en el año 1901, fue tomada de la revista Cuba y América.
El Castillo de San Salvador de La Punta fue proyectado por el notable ingeniero militar Bautista Antonelli en el último cuarto del siglo XVI. Según los planos de Bautista Antonelli, la planta, adaptada a las irregularidades del terreno, es trapezoidal. Los muros están hechos con piedras talladas en sillares y son anchos e inclinados. Las murallas miden 15 pies de altura y de diez a doce de grueso y veinte pies de terraplén, con tres baluartes, los de Antonelli y Quintanilla que dan hacia la tierra y el de Tejeda que da al mar. Además contaba dos semibaluartes, de San Vicente y San Lorenzo, que finalizaban en los arrecifes.

En esta estampa de principios del siglo XX pueden verse los carriles del tranvía emplazados en la Explanada de La Punta, tal como se refería en la época al lugar.  También puede admirarse la glorieta mandada a construir por el gobierno interventor estadounidense para ser inaugurada en los albores de la República de Cuba en el año 1902, según nos cuenta la historiadora del arte cubana Yamira Marcano, en un artículo publicado en la revista digital Habana Radio.
El Castillo de San Salvador de La Punta desempeñó varias funciones a lo largo de su existencia. Fue primero fortaleza con cañones situados que le daban un aspecto fiero a la entrada del puerto. Junto al Castillo de los Tres Reyes del Morro, "su papá", combatíó duramente a los invasores ingleses en el siglo XVIII. En el siglo XX fue sede del Estado Mayor de la Marina de Guerra (1915 - 1953) y puesto naval hasta el año 1959. Con el triunfo de la Revolución, tuvo acuartelados en su interior sino soldados españoles milicianos cubanos, pues fue escuela de milicias. En la década del setenta fungió como sede del Instituto Cubano de Hidrografía.  

Una colorida postal del primer cuarto del siglo XIX muestra un carro eléctrico y parte de su infraestructura, como catenarias y carriles. Los cables aéreos están sostenidos en postes situados uno frente a otro mientras los rieles surcan una especie de "parterre" sobre tierra, muy similar al que existió en las inmediaciones del Castillo del Príncipe.
En la actualidad el castillo forma parte de la red de museos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, entidad encargada de gestionar el centro histórico fundacional. Abrirá sus puertas próximamente como "museo de sitio" para mostrar la tipología constructiva militar del siglo XVI, entre otras vivencias históricas y patrimoniales. Por su parte, los tranvías dejaron de pasar por las calles habaneras hace ya más de medio siglo. Queden al menos estas imágenes como testigos de una época donde la piedra, el acero y la electricidad fueron aliados en una estética singular e irrepetible.

Una bella imagen aérea del Castillo San Salvador de La Punta. Puede admirarse perfectamente la planta trapezoidal de la fortificación, con marcada simbología masónica. La fotografía fue extraida de la página web
www.provincia.fc.it/cultura/antonelli/esp/.../BattistaAntonelli.html

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