A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

lunes, 21 de noviembre de 2011

Postales de La Habana con tranvías eléctricos (5)

La calle San Rafael, actual boulevard de San Rafael, también fue escenario del paso del tranvía eléctrico por La Habana, como se aprecia en esta postal, aunque sólo se observen los rieles y el cambio de vía, algo común en muchas imágenes de tranvía de los primeros años del siglo XX.  Los postes y las catenarias eran elementos demasiado "feos" para mostrarlos, y menos que aparecieran en una postal hecha para ser vendida y que además estaba brindando una visión idílica de la recién gestada ciudad republicana. San Rafael, por ser  uno de los corredores comerciales más importantes de La Habana extramuros, sobre todo en lo relativo a tiendas y almacenes, era recorrido por el tranvía casi en toda su extensión, desde la calle Consulado hasta San Francisco, un total de veinte cuadras aproximadamente. En la imagen pueden observarse carteles de sedería y ropas, lo cual testimonia el valor del tranvía como resorte de urbanización.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Accidentes de tranvías en la memoria (2)

Una huelga estudiantil, en los alrededores de la Universidad de La Habana, la emprende contra los tranvías para demostrar su descontento con el gobierno. En no pocas ocasiones los tranvías sufrieron de las iras populares, sobre todo durante la década de los treinta del siglo pasado, -momento captado por la imagen-, cuando era bastante frecuente que estudiantes y trabajadores usaran métodos violentos contra los tranvías para buscar la atención del gobierno en aras de exigir demandas. En la foto, se observa como algunos estudiantes están untando jabón en los raíles para descarrilar los carros, mientras otros se suben en masa en los vagones. Otras "técnicas" de sabotaje incluían despegar los troles de las catenarias, bloquear las líneas con objetos pesados o impedir el paso situándose frente a los carros, en barrera humana. 
El júbilo popular también utilizó los tranvías como medio de expresión. Recuerdan los más ancianos que el triunfo electoral del Dr. Grau San Martín (1944) fue muy celebrado en la capital y fueron muchos los habaneros que se encaramaban sobre los vagones para gritar, bailar o proferir emotivos discursos. Entonces los tranvías eran improvisados proscenios o simplemente tarima de felicidad populachera, me cuenta el señor Emilio Pérez Cuerdo, vecino de la calle O´Reilly, quien vivió esta experiencia y no pocas veces montó tranvía.
Los carros eléctricos, en avenidas de bajadas a velocidad de hasta 30 kilómetros por hora, sobre raíles resbaladizos (por el jabón), eran una amenaza pública. Los accidentes no dejaban de ser una posibilidad. Por suerte, muchas veces el motorista era advertido del sabotaje y sencillamente paraba el carro en medio de la calle, provocando una congestión del tráfico que paralizaba esa parte de la ciudada. Los huelguistas, -a veces los mismos trabajadores tranviarios-, estaban satisfechos: tenían una crisis, habían logrado su objetivo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Sellos cubanos sobre tranvías de La Habana (3)

Esta emisión filatélica, con fecha de 30 de diciembre de 1965, fue una de las primeras dedicadas al transporte en Cuba después del año 1959. Se trata de una serie de ocho sellos, con valores faciales desde un centavo hasta 20 centavos, con motivos que incluían ómnibus, ferrocarriles, barcos y aviones. En esta colección es de resaltar, -vinculados a la historia del tranvía-, los tres primeros, dedicados a autobuses que circulaban en Cuba y que de cierta manera rellenaron el vacío dejado por los carros eléctricos: el ómnibus Skoda (Fabricante: Checoslovaquia, valor facial: 1c), el Ikarus (Hungría, 2c) y el Leyland (Gran Bretaña, 3c). 
La tirada de los sellos no podía ser más propicia, sobre todo en lo relativo a los ómnibus Leyland. Un año antes, en 1964, Cuba había realizado a Gran Bretaña una gran compra de autobuses que vinieron a engrosar las filas de los ya existentes, aunque eran diferentes en cuanto a tecnología y diseño. Los autobuses Leyland fueron los escogidos por la empresa Autobuses Modernos S.A. para sustituir el parque de los tranvías eléctricos existente al ser disuelta en el año 1950 la Havana Electric Railway and Company. La Cooperativa de Ómnibus Aliados (COA), la competencia automotriz, utilizaba para el servicio del transporte público de pasajeros los autobuses General Motors, de manufactura estadounidense. 
La última imagen muestra un autobus Leyland, visiblemente modificado, aún en explotación en Cuba. Mantiene los colores con que fueron pintados en La Habana los primeros Leyland de la década de los cincuenta del siglo pasado, -blanco y azul-, y que justifican el sobrenombre que les dieron los habaneros al verlos circular: las "enfermeras". Los Leyland de 1964, a diferencia, fueron pintados de verde, amarillo y rojo, como muestra el sello de 3 centavos, el único que rememora, desde la filatelia, el paso de los ómnibus británicos Leyland por las calles de la capital.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Postales de La Habana con tranvías eléctricos (4)

En las andanzas del tranvía por la ciudad no podía faltar la calzada de San Lázaro, arteria vital de la comunicación entre La Habana fundacional y su prolongación al norte, bordeando el litoral, lo que es el actual municipio Centro Habana. Protagonista sin par de la urbanización y del crecimiento demográfico habanero, solicitado camino cubierto de estancias desde los inicios de la colonia, San Lázaro fue de las primeras calles en donde se establecieron los rieles para los carros eléctricos, esto, vale decir, sobre un "mapa" vial  trazado con anterioridad por el tranvía "de sangre" y heredado por la Havana Electric Railway. La postal, de principios del siglo XX, muestra la intersección con el Paseo de Isabel II (Prado), -por donde caminan el padre con su pequeña hija-, y el vagón del tranvía transitando por San Lázaro hacia  la Cortina de Valdés, para posteriomente tomar San Pedro. Al fondo, como detalle interesante, se ven las humeantes chimeneas de la planta eléctrica de Blanco y Colón, primera de su tipo en Cuba, quemando el carbón para energizar los cables con la corriente directa de 550 voltios que necesitaban los motores del tranvía eléctrico. Una magnífica estampa histórica de la movilidad urbana en La Habana, siempre de la mano de la tecnología tranviaria, que tanto hizo por la ciudad.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Imágenes del tranvía eléctrico (6)

Una populosa avenida de La Habana, Carlos III, en la intersección con Belascoaín (Padre Varela), en los años cuarenta, cuando el tranvía surcaba las calles con sus ruidos y ya pastosa marcha, demasiado molesta para muchos. En la imagen, en primer plano, un vagón de tranvía baja por Belascoaín para buscar la calzada de San Lázaro, camino a la Habana Vieja. La calzada de Reina, que termina justo en esta intersección, era de doble sentido y los carros podían torcer a la derecha o seguir camino, según el itinerario que tuvieran concebido. Atrás, a la izquierda, otro carro eléctrico circula por Carlos III, siguiendo un trayecto singular, pues la costumbre para el establecimiento de las líneas era que se situaran a la derecha, aún las de doble vía. En este caso los rieles están a la izquierda, pues en ese lado de la calle estaba el Paradero (Estación), del Príncipe, muy cerca de la actual Plaza Comercial de Carlos III. La estación del Príncipe, cercana también a la antigua estación de trenes de Garcini, tenía dos recorridos establecidos, uno hacia el Muelle de Luz y el otro hacia San Juan de Dios, ambos destinos en la Habana Vieja. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Sellos cubanos sobre tranvías de La Habana (2)

El 25 de junio de 1981 fue emitida una serie postal dedicada al transporte cubano, específicamente a los carruajes, que reproducimos en la primera imagen.  Los motivos y su valor facial fueron los siguientes: tranvía de "sangre" (1c), guagua (4c), breake (9c), landó (13c), faetón (30c) y coche fúnebre (50c), para un total de 445 000 series completas impresas. La imagen inferior es una ampliación del sello con valor facial de un centavo. Los tranvías tirados por fuerza animal, establecidos en La Habana a partir del año 1862 por concesión otorgada a José Domingo Trigo, eran vagones que circulaban sobre rieles y utilizaban dos o tres caballos o mulos como fuerza motriz, capaces de cargar más de treinta pasajeros. La compañía que los administró, la Empresa del Ferrocarril Urbano de La Habana, fue la primera en ofrecer un servicio de transporte público urbano en La Habana y en Cuba. El incluir a estos tranvías en una serie de sellos dedicados a los carruajes antiguos es válido desde el punto de vista histórico, tecnológico y filatélico. Los tranvías de "sangre" fueron carruajes, -con la particularidad de correr sobre rieles y no directamente sobre las calles-, y deben ser considerados como el antecedente de los tranvías eléctricos de la capital.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Cartel de pelicula sobre tranvías, de Bachs


Historia de un antiguo tranvía o Cuento del viejo tranvía, como se conoció en Cuba, es una película checoslovaca del año 1961 dirigida por Milan Vosmik, que narra la relación de un niño, nieto de un conductor de tranvías, con el tranvía. El cartel del filme para Cuba, la imagen superior (76 x 51 centímetros,  Silk - screen) fue diseñado en el año 1964 por el reconocido artista Eduardo Muñoz Bachs, ya fallecido, que nos legó una amplísima obra gráfica que incluye fundamentalmente el diseño e ilustración de libros y carteles de cine. La imagen inferior fue tomada de la película, cuyo título original es Pohadka o Staré Tramvaji, y contó con la participación de Eman Fiala, Frantisek Filipovsky y Josef Kerm. Bachs logró captar el sentido del filme mediante un cartel polícromo de intensas tonalidades y bello diseño, que toma un vagón de tranvía en movimiento como base, donde no faltan los rieles y las catenarias, para ofrecer una composición equilibrada y memorable, muy al estilo del autor.

martes, 1 de noviembre de 2011

Imágenes del tranvía eléctrico (5)

Dos carros de tranvías se cruzan sobre el puente del río Almendares, tomando la avenida 23 como vía de enlace entre el reparto Kohly y la estación del Carmelo, en el Vedado. Las dos pequeñas carrileras dejadas a los demás tipos de transporte eran insuficientes para la circulación diaria; el puente era una especie de "cuello de botella" y no eran pocas las quejas de las empresas de autobuses y de los transportistas privados acerca del asunto. Pero los tranvías tenían la prioridad. Los derechos de la  Havana Electric Railway and Company (HER) sobre el puente Almendares se remontaban a los primeros años del siglo XX, cuando tras la construcción de esta magnífica obra de la ingenieria civil republicana, y siendo gobernador el malogrado coronel del Ejército Libertador Ernesto Asbert-, se logró un acuerdo con Frank Steinhart, director de la HER y amigo personal de Asbert, para mantener el puente en buenas condiciones técnicas, -iluminación, estado constructivo-, a cambio del derecho a poseer una doble vía para los carros eléctricos. El ventajoso contrato sobrevivió a las demás administraciones habaneras que le precedieron y se mantuvo hasta principios de la década de los cincuenta, al ser retiradas definitivamente las líneas tranviarias. Al final, entre los dos vagones, se encontraba el entonces edificio sede del BRAC (Buró de Represión a las Actividades Comunistas), desaparecido con el triunfo de la Revolución en el año 1959.