A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

martes, 25 de octubre de 2011

Acción del Ferrocarril Urbano y Omnibus de La Habana

La imagen muestra un título de propiedad original de la Empresa de Ferrocarril Urbano y Omnibus de La Habana, por valor de quinientos pesos, en un estado de conservación no bueno. Las firmas y nombres que legalizan la acción aparecen tachados con tinta negra, los bordes están rotos y presenta un agujero sobre el  tranvía de "sangre" dibujado en el documento.
La Empresa de Ferrocarril Urbano y Omnibus de La Habana fue creada el 13 de mayo de 1863, siendo el primer monopolio de la transportación urbana en Cuba. El impacto económico, social y urbano alcanzado por esta compañía fue crucial para la vida cotidiana de los habaneros; tal es así que sólo dos años después de su fundación tenía en explotación unos 17 kilómetros de líneas y contaba con 32 vagones con una capacidad de 36 asientos cada uno. En el año 1872, el número de coches había aumentado a 55, mientras que el número de pasajeros transportados superó la cifra de un millón, un número sorprendente para la época. A finales de siglo, motivado entre otras cuestiones menores por la intervención militar estadounidense en Cuba, la empresa fue vendida a la Havana Electric Railway and Company, consorcio empresarial extranjero que administró el servicio tranviario habanero durante la primera mitad del siglo XX.


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