A modo de preámbulo

Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...

Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...

En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...

miércoles, 27 de marzo de 2013

El tranvía y el parque: de Colón a la Fraternidad Americana.

El Parque de la Fraternidad Americana, anteriormente conocido como el Parque Colón, es un importante espacio citadino representativo del desarrollo urbano de La Habana en las primeras décadas del siglo XX. Su nombre lo debe a la celebración en La Habana, en el año 1928, de la VI Conferencia Panamericana, cuando se convocaron a los presidentes de las naciones americanas, -y por primera vez participó un presidente estadounidense, el republicano Calvin Coolidge-, y una majestuosa ceiba fue allí plantada y abonada con tierra de todos los pueblos libres del continente, que hoy todavía puede admirarse.
La ceiba del Parque de la Fraternidad, símbolo del civilismo y la fraternidad americana, es junto a la ceiba del Templete, lugar donde se fundara la ciudad en el lejano año de 1519, dos de los árboles sagrados de nuestra historia local. Por los alrededores de las dos ceibas transitaron los tranvías eléctricos de La Habana.
Para el diseño del parque, el entonces el presidente cubano Gerardo Machado había convocado al reconocido paisajista francés Jean Claude Forestier, responsable de la creación del "Plan Director de La Habana", el cual incluía entre otros objetivos la remodelación de edificios, la creación de áreas verdes, y la reforma y rediseño de los principales viales de la ciudad. El Parque de la Fraternidad, contiguo al Capitolio Nacional, que sería inaugurado en 1929, fue uno de los espacios públicos privilegiados tanto por la mirada del arquitecto como la de su empleador.

Tras su inauguración, fue punto neurálgico de la movilidad citadina, con altos niveles de tráfico en sus calles circundantes y varias paradas de rutas de ómnibus y piqueras de autos de alquiler asentadas en sus alrededores, condición que mantiene en la actualidad. También circularon en su perímetro los tranvías eléctricos, por las calles de Monte, Dragones, Amistad y Reina.
Un tranvía eléctrico, en el centro de la imagen, marcha  por la calzada de Jesús del Monte a un costado del Parque Colón. En la postal, datada en la primera década del siglo XX, están representados otros medios de transporte de la época como un auto Ford, en primer plano y una calesa de alquiler tirada  por caballos.
La historia del Parque Colón  como espacio público en la capital tiene sus antecedentes en la llamada Plaza de Marte, un área que estuvo sin urbanizar hasta finales del siglo XVIII y que sería destinada a la celebración de ejercicios militares, según proyecto del ingeniero militar al servicio de la Corona española Agustín Cramer. El Capitán General Tacón, ya conocido en estas páginas por sus vínculos simbólicos con los tranvías, decidió reformar la plaza y le colocó cercas y puertas para elevar su abolengo.

A la par se llegó a proyectar la construcción de un monumento a Cristobal Colón que nunca se realizó pero que al menos legó su nombre para identificar, desde entonces, a este lugar de la geografía habanera. Para finales del siglo XIX fue remozado nuevamente, aunque su mayor esplendor lo alcanzaría unos años despúes, en época republicana.
Esta es una bella del antiguo Parque Colón, de principios del siglo XX, donde pueden apreciarse sus cuidados jardines,  palmas reales, fuentes y artísticas verjas que le imprimían al lugar cierto aire bucólico. Las personas que le visitaban recorrían sus senderos tapizados en piedra y se deleitaban con las bellezas de su trazado. Incluso llegó a pensarse en ubicar aquí un jardín zoológico. Pienso que hubiera sido genial mirar una jirafa desde un tranvía.
Con el advenimiento de la República el viejo parque se distinguiría por su elegancia. La Habana "moderna" del siglo XX, una urbe que se entendía progresivamente más allá de sus constreñidos límites urbanos, priorizó a su vez las mejoras de sus espacios públicos. La antigua Plaza de Marte se desmovilizó del servicio militar activo y pasó a la vida civil con gozo y muchas expectativas. Los tranvías incrementaban su presencia en sus alrededores acorde a los nuevos aires de modernidad que corrían por la ciudad. 

Entonces ocurrió una catástrofe que impactó contra la supervivencia del parque y toda su historia. El "ciclón del 26", como aún recuerdan personas de avanzada edad, destruyó el lugar alterando deplorablemente la fisonomía del orgulloso parque, lo cual impulsó las obras de restauración emprendidas por el presidente Machado y su ministro de Obras Públicas, Carlos M. de Céspedes. La meta: tener listo el parte para las celebraciones de la Conferencia Panamericana. El resultado final: victoria con creces.

Esta imagen, datada en la tercera década del siglo pasado, muestra dos carros eléctricos por la calzada de La Reina, donde estaba empotrada una doble vía. Como puede apreciarse, todavía la vegetación no era copiosa, apenas unas palmas reales y césped, pero si era un baluarte del tránsito habanero. Puede verse además, cercana al borde inferior de la fotografía, la famosa Fuente de la India, también devenido símbolo de la cultura habanera erigida en la primera mitad del siglo XIX.
El Parque de la Fraternidad Americana mantuvo su posición privilegiada en el entorno urbano habanero, distinción que aún defiende. Vió caer al presidente Machado durante la llamada "Revolución del 33", su mecenas. Incluso sobrevivió a los tranvías habaneros, que desaparecieron de sus calles en el fatídico 1952, año también de golpe de Estado. Por suerte para nuestra generación, queda como legado la memoria gráfica de una amistad que se mantuvo en la capital por larguísmos años, entre parques y tranvías pues partiendo del Parque Central y el Parque de la Fraternidad, los ejemplos sobran.

El Parque de la Fraternidad a finales de la década de los cuarenta, con vistas hacia las calzadas de Jesús del Monte y de la Reina. A la derecha, la exuberante vegetación del parque con sus laureles, álamos y palmas reales, le imprime al paisaje un verde intenso que constrasta con la mole urbana ubicada a la izquierda y al centro, justo detrás del palacio Aldama y del edificio de la Cuban Telephone Company. También al centro, en la calzada de la Reina, con su particular "parterre de asfalto", sendero del tranvía eléctrico habanero en las inmediaciones del parque, circula un vagón de color blanco. La imagen fue tomada de la web imagen de http://www.guije.com/tarjetas/habana/parques/colon/ 

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