««Un blog sobre la historia de los tranvías eléctricos de La Habana, sus principales componentes tecnológicos y arquitectónicos, funcionamiento, parque móvil e impacto social y cultural en una ciudad que hoy los añora»».
A modo de preámbulo
Hace apenas seis décadas que los tranvías dejaron de ser el principal medio de transporte público con que contaba La Habana. Entonces unas treinta líneas eran servidas por cientos de carros eléctricos que recorrían diariamente miles de millas por toda la ciudad, enlazando áreas residenciales con parques industriales, hoteles con centros nocturnos, mercados y centros comerciales con escuelas y repartos. La vida iba a la par del tranvía. Paraderos, plantas eléctricas, estaciones y oficinas, eran elementos de un paisaje urbano desgraciadamente llamado a desaparecer...
Todo esto fue el tranvía. Raíles que horadaron calles y avenidas que llegan, inutilizados, a nuestros días, cables aéreos entretejidos en tupida red de cobre y bronce, ruidos y silencios sumergidos en la historia de los barrios y sus habitantes, huella arquitectónica, histórica y cultural reflejo de los ritmos trepidantes de la modernidad...
En esencia, un aval más que suficiente para ser recordados por todo lo que hizo por nuestra ciudad...
Hola Michael,
ResponderEliminarEs un magnifico cartel, parece que en todas las ciudades se generaban situaciones muy parecidas,
hay fotografiás de Barcelona, con situaciones que parecen sacadas de este cartel.
Saludos
railsiferradures.
Hola Railsiferradures
Eliminarme gustó mucho el cartel cuando lo vi,la revista de origen, Carteles, que era muy buena, sobre todo desde el punto de vista gráfico. En La Habana, cuando se lee la prensa de los años cincuenta del siglo pasado, abundaban los comentarios sobre el peligro de los carros eléctricos para el tráfico vial, sobre todo para los "veloces" autos, el nuevo signo de la modernidad. Los niños y jóvenes hacían muchas travesuras, desde acostarse en los raíles para detener los vagones hata tirar de los cables del trole para detenerle y obligaba al conductor a bajarse y gritarles algún improperio. Era todo un show. Me alegra saber por ustedes que en Barcelona la situación era similar.
Muchas gracias por escribir
Para lo que les pueda servir
Michael